Introducción

Hoy en día, y teniendo en cuenta la situación económica que vivimos cobra mayor importancia la internacionalización de las empresas y la búsqueda de oportunidades en el extranjero.

¿A qué llamamos internacionalización? Se puede definir como la decisión de una empresa de dirigirse a mercados geográficos externos a su localización original, que se entiende como una de las formas más complejas e interesante de crecimiento y desarrollo empresarial

Siendo así, para una empresa, la venta de sus productos está limitada a su capacidad de producción, por lo que una vez realizados los estudios de viabilidad y la correspondiente prospección y análisis de los mercados, es cuando ésta puede decidirse a exportar. No en vano, podemos encontrar en la internacionalización una vía de expansión hacia mercados emergentes o una forma de cubrir oportunidades de negocio en el extranjero.

Una vez que nos decidimos afrontar el gran reto de exportar y en el momento en que surgen nuestras primeras ventas, nos encontramos con uno de los principales problemas: el desconocimiento de nuestros potenciales clientes. Siendo así, nos asaltan preguntas como: ¿Son entidades solventes? ¿Tengo seguridad en el cobro? ¿Cómo me afecta la fluctuación de la divisa? ¿Tengo que tener en cuenta las legislaciones particulares de cada país? ¿Me afecta el idioma del país en cuestión?

Es por todo esto que debemos ser cuidadosos y elegir bien el medio de cobro de nuestras exportaciones.

Para ello vamos a hacer una revisión de los principales productos de comercio exterior, teniendo en cuenta el grado de seguridad que nos aportan.